Mayores y pequeños colaboraban unos con otros para hacer los hoyos y sembrar los plantones.
Después del trabajo el merecido descanso para relajar los músculo del esfuerzo realizado y retomar fuerzas que aún que daba la vuelta.
El derroche de vitalidad de los peques es increíble, algunos ni para comerse el bocata se sentaron.
Una de las personas que nos acompañó ese día fue Pepe con su inseparable cámara, si queréis ver más fotos de esta resforestación, a continuación os pongo el enlace de su blog para que podías ver las que él ha corgado.
http://www.chapadunas.
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